Alberto Di Lolli

1 day ago | elmundo.es | Charlotte Davies |Alberto Di Lolli

En lo alto de la colina Esquilina, donde la piedra y la fe se abrazan desde hace siglos, ha resurgido esta semana en la capital italiana un antiguo gesto: la peregrinación a la basílica de Santa María la Mayor. Bajo el cálido sol romano, miles de turistas, fieles y vecinos se han acercado este martes a sus puertas, con la esperanza de ver el templo que el Papa Francisco eligió como su último lugar de descanso, firmar en el libro de condolencias y honrar su memoria en presencia de Dios.

2 days ago | elmundo.es | Charlotte Davies |Alberto Di Lolli

Luis estaba disfrutando de su visita a los monumentos romanos durante un free tour por la capital italiana cuando comenzaron a circular rumores de que había fallecido el Papa. Y, de repente, le llegó la notificación. "Pasamos de no saber nada a estar inundados por las redes sociales y los medios de comunicación", relata este valenciano a EL MUNDO desde la entrada de la Basílica de Santa María la Mayor.

1 week ago | elmundo.es | Carlos Guisasola |Alberto Di Lolli

Hay quien sugiere que, cada Viernes Santo, sobre el empedrado de la distinguida plaza de la Villa, el reloj contiene su respiración. La talla del Santísimo Cristo de los Alabarderos, con cuya tonelada de peso cargan 45 anderos (50 kilos para cada uno), acude a la cita tras remontar la asfixiante calle del Cordón. Al mismo tiempo, a unos pocos metros, surcan la angosta calle del Codo esos 20 costaleros que llevan en volandas los 400 kilos de la atribulada Virgen de los Siete Dolores.

Dec 12, 2024 | elmundo.es | Darío Prieto |Alberto Di Lolli

La anterior cita con José Luis Garci (Madrid, 1944) fue dos semanas antes de la declaración del estado de alarma por el covid, en marzo de 2020. Entonces se bromeó sobre si era conveniente o no darse la mano, un debate que más tarde ser terminaría revelando risible ante lo que vino después.

Dec 10, 2024 | elmundo.es | Alberto Di Lolli

Los chicos de la Cañada Real están acostumbrados a escuchar que acabarán siendo pasto de la delincuencia, a que les miren como si fueran cocodrilos hambrientos y a tener que ir al despacho del director como sospechosos habituales para que aquel se haga un bolso con sus pieles cada vez que desaparece una sudadera en el instituto. A todo eso están acostumbrados y a más. Pero para lo que no están preparados es para lo que está a punto de ocurrir.