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  • 6 days ago | traveler.es | Cynthia Martin

    Jiménez de Jamuz es un pueblo leonés que no llega a los 1.000 habitantes. Sin embargo, sus vecinos están acostumbrados al ajetreo, sobre todo en el fin de semana, cuando gente de todos los rincones peregrina a El Capricho de José Gordón, uno de los mejores lugares para comer carne del mundo. Este emblema, con más de cuatro décadas abierto ya, es un referente, un icono, un clásico gastronómico, por su carne de buey, cuyos ejemplares selecciona, cría y cocina el propio Gordón.

  • 6 days ago | traveler.es | Cynthia Martin

    Hay algo mágico, más bien celestial, flotando entre las centenarias paredes del hotel Abadía Retuerta LeDomaine. Será el hecho de que uno de los mejores hoteles de España ocupa una abadía del siglo XII. O será el atardecer, con el sol dando un tono rojizo a un paisaje de ensueño envuelto en viñedos cuyo aura ya se vislumbra desde la carretera N-122, en el corazón del Duero. También tendrá que ver su bodega, con una de las mayores colecciones privadas de España. Posiblemente también sea por su spa.

  • 1 week ago | traveler.es | Cynthia Martin

    Que no extrañe a nadie que Miguel de Aguilar y João Kather sean los próximos Cocineros Revelación en Madrid Fusión. A sus 19 y 21 años, respectivamente, han conseguido estar en boca de todos con Tetsu, el restaurante de Madrid que a sus tres meses de vida ya tenía otros tres de lista de espera. Ambos se conocieron cursando el grado de cocina del MOM Culinary Institute. “Hemos pasado de pinches a chefs ejecutivos en cuatro meses”, se ríe João.

  • 1 week ago | traveler.es | Cynthia Martin

    Nuestros periodistas recomiendan de manera independiente productos y servicios que puedes comprar o adquirir en Internet. Cada vez que compras a través de algunos enlaces añadidos en nuestros textos, Condé Nast S.L. puede recibir una comisión. Lee aquí nuestra política de afiliación.

  • 2 weeks ago | traveler.es | Cynthia Martin

    Todo aquel que visite Bruselas terminará, inevitablemente, igual que los locales: comiendo con las manos una buena ración de frites, normalmente bañadas en alguna salsa, tras hacer cola en alguno de los tradicionales quioscos llamados friteries. Y es que las patatas fritas son más que un plato típico de Bélgica, son un auténtico símbolo del patrimonio nacional. Se dice que, de media, cada belga consume unos 300 kilos de patata al año.