Sergio C. Fanjul

1 week ago | english.elpais.com | Sergio C. Fanjul

If you choose a sophisticated salad over fast-food fried chicken, if you prefer living in one neighborhood over another, or wear a casual blazer instead of a tracksuit, it might be seen as a matter of personal taste. And as the saying goes, there’s no accounting for taste. But it’s not that simple. Our preferences aren’t entirely personal, voluntary, or arbitrary — they are deeply shaped by social class and the environment in which we were raised.

1 week ago | elpais.com | Sergio C. Fanjul

Si usted elige la ensalada sofisticada antes que el pollo frito franquiciado, si prefiere vivir en cierto barrio antes que en otro, si lleva una americana casual en lugar de una chaqueta de chándal, se diría que es cuestión de gustos. No hay discusión sobre gustos: para gustos hay colores. Pero la cosa no es tan sencilla: sus gustos no son personales, o voluntarios, o arbitrarios, sino que vienen fuertemente determinados por su clase social: el entorno en el que se ha formado como persona.

1 week ago | elpais.diariosergipano.net | Sergio C. Fanjul

Si usted elige la ensalada sofisticada antes que el pollo frito franquiciado, si prefiere vivir en cierto barrio antes que en otro, si lleva una americana casual en lugar de una chaqueta de chándal, se diría que es cuestión de gustos. No hay discusión sobre gustos: para gustos hay colores. Pero la cosa no es tan sencilla: sus gustos no son personales, o voluntarios, o arbitrarios, sino que vienen fuertemente determinados por su clase social: el entorno en el que se ha formado como persona.

2 weeks ago | elpais.com | Sergio C. Fanjul

Voy vestido con un mono verde pistacho, me saco un moco y lo pego en la pared. Es mi primer recuerdo, con cuatro años, y sucede en el ascensor de mi casa de Oviedo, donde me crie. Curiosa forma de inaugurar mi memoria autobiográfica. He crecido subiendo y bajando en ese ascensor, me he visto cambiar día a día en ese espejo y he visto el paso de las generaciones reflejado en mis seres queridos.

2 weeks ago | elpais.com | Sergio C. Fanjul

“Edgar Allan Poe puso patas para arriba toda la literatura”, escribe Mariana Enriquez. Las tres letras de su apellido remiten inmediatamente a lo siniestro: Poe es gente enterrada viva, lánguidas mujeres que vuelven de la muerte, mansiones que se derrumban o cuervos que atormentan con la palabra nevermore. Horrores que, muchas veces, más que con lo sobrenatural, los fantasmas o los dioses cósmicos, tienen que ver con los miedos que rodean el umbral del Más Allá o los propios demonios interiores.