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Victoria Liendo

Argentina, Buenos Aires

Writer at Revista Seúl

Articles

  • 2 weeks ago | seul.ar | Victoria Liendo

    Los argentinos amamos con nostalgia, sin proyecto. Todo lo que nos importa está atrás. El presente existe para sobrevivirlo o derrocharlo. La palabra futuro no significa nada. En un país en el que se vive al día, sus habitantes naturales nos hemos acomodado espiritualmente a ese ritmo: el presente es ágil, es el tiempo de rebuscarse la vida. Gozamos en el recuerdo. Vivimos dos, tres, mil veces. Quizás para siempre.

  • 1 month ago | seul.ar | Victoria Liendo

    Nunca quise ofender a católicos; nunca creí, por otra parte, que esta pluma fuera capaz de tal desaire. Y sin embargo, hace dos miércoles el chat que mi padre tiene con sus amigos de la juventud sufrió un sobresalto: “¡Buenas! Acabo de leer el artículo de Victoria Liendo titulado «El santo prepucio », ¿alguno me lo explica?”. Por suerte mi padre cree en la libertad desde antes de que yo naciera y con el mismo compromiso que Alberdi.

  • 1 month ago | seul.ar | Victoria Liendo

    Historiadores anuncian por TikTok el fin de nuestra era. Aprendo, inquieto lector, que un ritmo se impone desde la noche de los tiempos, que las eras nacen, se desarrollan y mueren en ciclos de 250 años. La que empezó con la Revolución Industrial concluye ahora. Somos sus testigos: la generación de los que vieron el fin.

  • 1 month ago | seul.ar | Victoria Liendo

    Ya no recuerdo si fue Simone de Beauvoir o la filósofa normaliana que se puso a releerla desde Harvard (en Francia no le daban bola) la que dijo que Descartes se permitió la fantasía de abstraerse de su cuerpo porque era hombre. Una mujer no habría tenido dudas: basta un dolor de ovarios para reconocer la fatalidad de la carne.

  • 2 months ago | seul.ar | Victoria Liendo

    ¿Usted lee? ¿No le resulta difícil acceder a la imaginación a través de una hoja blanca con signos negros? Se puede preparar un banquete o levantar un templo escuchando un podcast , pero todo lector es un acróbata de la quietud, e incluso del aburrimiento. Los libros, por su parte, se tienen en tal alta estima que no les da vergüenza pedirnos todo a cambio: atención indivisa, cuerpo inmóvil, secuestro de manos y cuello, foco.